Entre los miles de visitantes angloparlantes que llegan a España, la inmensa mayoría no conoce más que unas pocas palabras en nuestra lengua. Y les parece suficiente. Aunque sin duda, las primeras que aprendemos en otro idioma son las malas palabras.
En alguna oportunidad hablamos sobre la experiencia repetida hasta el hartazgo de encontrarte por las calles españolas con turistas que sólo hablan inglés y que confunden el español con el italiano en una mezcla nacida de unas pocas clases de español para viajeros. Una situación que en casi todos los casos se resuelve rescatando con buena voluntad nuestros conocimientos de la lengua de Shakespeare.